Fernández: “Nos ganamos un respeto”
La temporada 2020/2021 de la Liga Nacional no fue una más para el básquet argentino. Después de meses de dudas e incertidumbre luego de la abrupta finalización del campeonato anterior por la pandemia de coronavirus, finalmente la naranja volvió a picar en noviembre del 2020, con el inicio de un torneo atípico, que tuvo un calendario ajustado que se disputó en formato burbuja en nuestro Héctor Etchart y el estadio de Obras Sanitarias.
En este marco, para Federico Fernández la temporada fue aún más especial. Es que después de años de esfuerzo y trabajo, los últimos como asistente de Hernán Laginestra ya en el banco de Ferro, el técnico tuvo la posibilidad de dirigir por primera vez en la Liga Nacional como entrenador principal. Y, como si todo eso fuera poco, en el medio nació Thiago, su hijo. Sí, una temporada que quedará para siempre en su memoria…
En este proceso de recambio, que también incluyó la renovación total de las fichas mayores del plantel y un presupuesto inferior comparado a años anteriores, sumado al contexto de incertidumbre que se vivió por la pandemia, que incluso obligó a frenar la competencia por unos días ante el aumento de los contagios, Ferro finalizó su participación en la 18ª colocación con un récord de 13-25.
Mientras aún se están disputando los Playoffs para definir al próximo campeón de la Liga, hablamos con Fernández, quien realizó un balance de lo que fue la temporada y su primera experiencia como entrenador principal en la competencia de básquet más importante del país.
“Hablar de uno no es lo que más me gusta, pero creo que la temporada es como la vida misma: con muchos aciertos, con algunos no tanto, y con muchos altibajos. Por momentos lo disfruté mucho. No llegué nunca a padecerla, pero sí trataba de ocuparme porque muchos partidos que los podríamos haber cerrado mejor, no lo pudimos hacer. Pero siempre tratando de ponderar al equipo por sobre todas las cosas y no quedarme solamente con la jerarquía individual de los jugadores. Le dimos rodaje a muchos chicos y los mayores por ahí venían a la Liga a buscar un nuevo rol, a sellar su nombre, y era todo nuevo para ellos también. Era un equipo nuevo. Uno a veces se pone una expectativa, pero la realidad es que es un proceso, y estoy súper contento con esto”, comenzó el DT en su análisis.
-Se apostó por un plantel prácticamente nuevo y tuviste la tarea de empezar a construir el equipo prácticamente de cero, ¿cómo fue todo ese proceso?
-Para mí son muchas más las cosas positivas que vivimos, que las negativas. Creo que de las negativas hemos aprendido muchísimo. Se los dije a ellos el primer día: yo los iba a ayudar y ellos me iban a ayudar a mí. Esa fue la idea desde el inicio, que puedan desarrollarse en la Liga. Eran muchas las apuestas, creo que salieron. Obviamente soy autocrítico y sé que los partidos que perdimos son parte del proceso, pero por ahí en el deporte profesional, los merecimientos son un poco subjetivos y creo que podríamos haber terminado un poquito más arriba. Me quedo con una sensación súper positiva, por haberme podido desenvolver en este rol, pude cumplir un sueño y voy a estar eternamente agradecido con el club y los dirigentes por haberme apoyado y haber confiado en mí. Queda la sensación de que podíamos un poquito más, y al final de todo es como que la temporada se reduce a ganar los últimos dos partidos con San Martín y Regatas, que nos hicieron salvar. Queda que nos salvamos por un pelo. Pero la sensación que tenía el equipo, y lo que nosotros sentíamos en el día a día, era que no nos merecíamos jugar esa instancia ni estar ahí. Pero, en definitiva, la Liga nos puso donde nos merecíamos y este proceso seguramente va a ser enriquecedor para todos nosotros. Sé que los errores que tuvimos esta temporada, la temporada que viene no los vamos a tener.
Dentro de ese balance, ¿cuáles te parecen que fueron los puntos altos en la temporada?
A nivel equipo, la parte defensiva fue algo muy bueno para poder cumplir nuestro objetivo primario en ofensiva, que era correr. Lo pudimos construir de atrás para adelante y la intención y la idea del equipo se plasmó siempre. Estoy muy orgulloso de todo el cuerpo técnico y los jugadores, porque nosotros buscamos ofensivamente ser intensos todo el tiempo, proponer, ser dinámicos y arriesgar, y lo pudimos hacer todo el año. Nunca cambiamos la forma de juego, más allá de los resultados. Ese para mí es el gran éxito del equipo en sí. Creo que fuimos un equipo muy duro y muy competitivo para todos los rivales, y nos ganamos un respeto. De hecho, nos hicimos muy fuertes con los equipos de mayor presupuesto y mejor posicionados en la tabla, sobre todo en la segunda parte. Uno de los puntos a corregir, fue perder partidos con rivales directos, porque después dependés de la diferencia y te obliga a ganar un partido más que ellos. Eso fue lo que por ahí nos hizo terminar un poco más ajustados.
Y a nivel individual, ¿cuáles fueron los puntos altos?
Individualmente, creo que los puntos altos, siendo un poco mezquino con el equipo, fueron los Sub 23. Me parece que lo de Tomás Spano esta temporada fue maravilloso. Lo he enfrentado cuando tenía 15 años y era un demonio jugando. Tenía una personalidad que a veces lo perjudicaba, porque quería hacer todo. En algún momento tuvimos una charla, hace unos años en Lanús, y él me dijo que por ahí a veces había sentido que tenía que dejar el básquet, porque no lo estaba disfrutando. Fue muy recurrente el seguimiento que tuvimos juntos en esta carrera, porque siempre nos encontrábamos hablando de una u otra manera en distintas temporadas. Nos encontramos en Junín, en Lanús y en Ferro. Él me manifestó el año pasado la chance de poder jugar de 2 y yo le dije: “Quiero que vuelvas a jugar como cuando tenías 15 años”. Obviamente con el profesionalismo que requiere jugar profesionalmente. Creo que fue una gran apuesta haberle dado otra función a un chico de 22 años, para ocupar una doble función, que lo hizo muy bien. El año lo había arrancado medio medio, porque venía de una lesión en el 2019 y estaba con un poco de dudas. Creo que la ida de Adriano Barreras lo impulsó e hizo una buena dupla también con Sebastián Mignani, que cuando jugaban juntos no sabías quién era el escolta.
Después, está lo de Valentín Bettiga, que me parece que es muy destacable, porque es un pibe que se come todo lo que le pongas delante. Eso obviamente hay que saber encasillarlo, porque a veces pasarse de energía no es bueno, hay una etapa de desarrollo. Pero es un pibe que ya es un adulto jugando. Entiende todo, es un obrero, un jugador de rol para cualquier equipo.
Theo Metzger también hizo un salto de calidad terrible. Es un pibe que viene del club, tenía algunas herramientas para poder jugar y había tenido algunos minutos, pero para mí este año se recibió de jugador de básquet. Le falta seguir desarrollándose, pero tiene un tiro muy bueno. El hecho de ir a la selección de Uruguay, con Magnano, le hizo muy bien.
Me parece que Rómulo Gusmao también tuvo una temporada muy buena. Nos dio por momentos mucho, sobre todo cuando André Coimbra no era tan regular. Juan Bello también dio un paso importante, con casi 10 minutos de promedio y ahora, con la posibilidad de jugar en la Liga Argentina. Ojalá lo puede hacer muy bien porque se lo recontra merece.
Y de los mayores, ninguno desentonó. De hecho, Seba Mignani fue uno de los más regulares. Tuvo un cierre de temporada muy bueno, que nos ayudó a ganar un montón de juegos y era uno de los jugadores más importantes en pregonar nuestra idea. Fue uno de los puntos altos del equipo, como Pablo Osores. A nosotros lo de Pablo nos marcó muchísimo, porque te daba otra experiencia. Por ahí cuando el partido estaba medio trabado, era dársela en el poste bajo y los rivales sabían que, si él estaba abierto, también lo tenían que defender. Su lesión nos cayó como un balde de agua fría…
Facu Zárate, por momentos se sintió cómodo con el rol, por momentos no, pero siempre tiró del carro. Franco Benítez arrancó muy bien la temporada y después tuvo un vaivén de confianza, que tal vez tuvo que ver conmigo, no le adjudico todo a él. Me parece que tiene mucho potencial. Y las llegadas de Lucas (Ortiz), Eduardo (Vasirani), Matías (Cuello) y de Federico (Glinberg), creo que le dieron un poco de experiencia al equipo, cada uno, desde su lugar. Ellos tiraron del carro también y se acoplaron rápido. Son excelentes personas, excelentes profesionales, hicieron siempre lo que se les pedía y, por sobre todas las cosas, poniendo al equipo por delante.
También me sentí muy protegido por mi cuerpo técnico. A Ezequiel Vallet lo pongo un escalón arriba, porque supimos complementarnos siendo diferentes como entrenadores. No en pensamiento, sino en estilo. Es una persona muy metódica y yo muy intuitiva, y creo que nos fusionamos muy bien y me ayudó muchísimo a poder llevar esta primera experiencia. Pensé que mi primera ficha en el equipo tenía que ser un entrenador asistente en el que confíe y fue importantísimo, al igual que Radbel (Hechavarría). Juancho (Ferraro), Pato (Pallares) y Chiqui (Rotemberg), que ya los conocía de temporadas anteriores, aportaron muchísima excelencia dentro de la responsabilidad individual de cada uno en su área.
Puntualmente, ¿cuáles son los puntos a mejorar de cara al futuro?
Creo que los porcentajes fueron por ahí los que nos condenaron un poco, vernos en la tabla de tiros libres, últimos en porcentajes, igual que en tiros de cancha. Éramos un equipo que por momentos abusábamos mucho del tiro de tres puntos. Así que todo se reducía a que, si no la meten, no ganan. Me parece que un punto, una deuda, es eso: equilibrar un poco los porcentajes y ser un poco más cerebral a la hora de estar en la etapa de definición del partido. Pero me parece que es parte del proceso. También nos faltó por momentos seguir apostando a la jerarquía colectiva y no individual. Nos pasó que jugábamos partidos y los queríamos definir por atropellados.
A lo largo de la temporada, ¿cuál te parece que fue el mejor momento del equipo?
Yo creo que el 2020, porque arrancamos con una expectativa muy alta y terminamos el año 12º, con un montón de partidos más que podríamos haber ganado. Creo que en el arranque, antes del corte por la pandemia estábamos bien, pero posterior a esos 10 días, estábamos mucho mejor. Después nos tocaron algunos partidos como el de San Lorenzo, el de Instituto, el último del 2020, que lo perdimos en la última pelota. El suplementario ya fue anecdótico. Después del parate arrancamos el año muy bien, pero nos pasó con San Lorenzo de ir 16 arriba en el último cuarto y perder. Y después vinieron las siete derrotas consecutivas, que creo que eso fue lo que vapuleó un poco al equipo. Igual considero que fueron muy pocos partidos los que nos sacaron de la cancha. Siempre sentíamos que teníamos una vida más y volvíamos. Hubo partidos que a nosotros nos marcaron, como ir ganándole por 19 a Olímpico en el 2020 y perderlo, y después, antes del receso, estar dominando ampliamente todo el partido y terminar ganándole ahí nomás. Pero el equipo no se quedó con la sensación de que cuando sacaba 20, se le venían a cinco y perdía. Si nosotros nos acostumbrábamos a eso, lo hubiéramos padecido muchísimo más. Es como que el equipo siempre se reinventó. Además, en la última parte del 2021 también se vio lo mejor. Con Boca, San Martín y Regatas, mostramos todo lo que no pudimos hacer en el año. Los puntos altos del equipo fueron ahí. Teníamos que jugar a ese nivel para ganarles a esa clase de rivales, teníamos que rozar la perfección. Obviamente lo de La Unión de Formosa a nosotros nos pegó feo, porque lo teníamos ahí y no lo pudimos ganar. Como también las tres derrotas con Argentino, Libertad y Atenas. Ese momento fue cuando el equipo tocó un poco el piso, porque fueron tres seguidos, con tres rivales directos y eso nos descolocó un poco.
Si bien falta para el inicio de la próxima temporada, ¿te gustaría seguir en Ferro?
Uno quiere seguir, atesorar esta experiencia. En el club me han dado siempre la derecha, han sido muy generosos con mi trabajo, lo valoraron siempre y estoy muy agradecido de que me hayan dado la oportunidad. Me encantaría seguir dirigiendo en Ferro, pero obviamente es un anhelo. Hay que ver qué pasa, cómo siguen las cosas. La situación está muy difícil en cuanto a la pandemia. Todavía no se sabe si la Liga que viene va a ser en septiembre u octubre, cómo va a ser. Pero tengo intenciones de seguir y poder tener mi segundo año y mejorar lo que se hizo en el primero.