Machado: un integrante más del equipo
El utilero es el encargado de organizar todos los implementos de los basquetbolistas, es el primero en llegar y el último en irse. Está encargado de la ropa, las pelotas y el resto del material de entrenamiento. Sin él, el equipo no podría trabajar correctamente en cada sesión de entrenamiento.
Ramón Machado llegó a Ferro Carril Oeste en los años 80, “el verdolaga” ya participaba en los campeonatos de básquet de Capital Federal.
Desde sus inicios en el club, ha estado ligado a este deporte y, de a poco, se ha ido ganando el cariño de la gente, tanto de los más chicos como de los más grandes.
Trabajador incansable, ha estado en los momentos cruciales de la institución de Caballito: disfrutó de las tres copas ganadas por Ferro en la Liga Nacional (1985, 1986 y 1989), sufrió el descenso al Torneo Nacional de Ascenso, y, luego de varios años, vino la revancha y vivió el ascenso al Torneo Federal desempeñándose como utilero en la categoría.
En estos 30 años, ha estado cerca de cada jugador, de cada técnico de Ferro, entre ellos figuras emblemáticas como la de uno de los creadores de esta Liga Nacional, León Najnudel. Podemos nombrar también al ex-técnico Luis Martínez, a Enrique Tolcahier, el base Miguel Cortijo, Luis Oroño, Sebastián Uranga, Federico Kammerichs, Luis Scola, Diego Lo Grippo, Diego Ciorciari, entre tantos otros.
Cuando recuerda su llegada al club, lo hace con cariño y una gran sonrisa: “Vine al club en el año 1980 y estuve trabajando en la parte de limpieza, en maestranza, además trabajaba en el estadio de básquet con las inferiores” nos dijo, y agregó “Con el equipo de la Liga Nacional empecé al año siguiente que comenzó la liga, fue en el 85, porque tenían a otro utilero, estaba Sixto Tartaglia”.
“Macha”, como todos los llaman, es el primero en llegar al Héctor Etchart y el último en irse. Desde temprano desempeña múltiples tareas: prepara la ropa de los integrantes del plantel, deja el rectángulo de juego impecable, ordena las pelotas en el carrito y prepara las botellas con agua para los jugadores dejándolas en la cancha antes del comienzo del entrenamiento. “Llego al club temprano, preparo todo, limpio la cancha para que la tengan lista. Luego entro a la utilería, enchufo el grabador para escuchar música y les preparo las remeras, shorts, zapatillas, medias, vendas, así están listas cuando los jugadores llegan y mientras me tomo unos mates. Cuando llegan los jugadores me dicen: “Hola Ramón, buen día, cómo andas” y siempre toman mate conmigo. Hay veces que me ven serio y me preguntan si estoy enojado, si me pasa algo”, nos cuenta.
Para los jugadores, directores técnicos, dirigentes, que pasan y han pasado por Ferro Carril Oeste, Ramón Machado es una leyenda viva del club, un héroe que resuelve cosas en los casos más extremos y una pieza fundamental para que todo marche bien.
Mientras ceba mate y con su humildad habitual nos cuenta: “Los jugadores siempre me ayudan con todas las cosas. Cuando nos vamos de viaje, me ayudan a subir los bolsos desde el gimnasio hasta el micro, porque tenemos que llevar muchas cosas. Las pelotas, los bidones de agua, las toallas, el bolso con la ropa de juego. La verdad es que siempre colaboran y me siento muy querido por ellos”.
Al preguntarle cómo vivió los primeros años de la Liga Nacional, ya que fue testigo de importantes logros del equipo verdolaga comentó: “Fue muy lindo, teníamos muy buenos jugadores. Estaba Miguel Cortijo, Javier Maretto, Luis González, Sebastián Uranga, Gabriel Darrás, Luis Oroño. Eran todos de la Selección Argentina. Fue muy lindo estar en ese equipo con esos jugadores, fueron muy buenos conmigo y una muy linda experiencia. Para mí es como si fueran unos hijos más que tengo”.
Además de ser el utilero del conjunto que dirige Álvaro Castiñeira, trabaja con las inferiores y es muy querido por los más chicos, “cuando llego al club siempre me saludan, se me tiran encima, me piden cosas. Hay veces que llego enculado… (risas), pero después los veo a ellos y se me pasa”, nos cuenta risueño.
Un trabajo arduo donde no hay horarios fijos, se viaja, se concentra y conlleva una larga lista de sacrificios que el utilero, Ramón Machado, realiza con gran responsabilidad, poniendo todo de si para que sus jugadores, estén de la mejor manera, preparados a afrontar sus responsabilidades.